ASOCACION MODELOS ARGENTINOS
- MODELOS ARGENTINOS
- 24 jun 2018
- 6 Min. de lectura

Hugo Puigrós (Palmolive), Jorge Lezama (Superuva Donati), Eduardo Murchio (Embajadores); Horacio Bustos (L.M.), Chunchuna Villafañe (Gillete), Marta Cerain (sastrerÃas Vega) y Karin Pistarini (vino Resero)
Los modelos son un poco como los fantasmas. .Todo el mundo habla de ellos, pero nadie sabe muy bien qué son ni cómo son. Hace unos años quizás fuera una profesión sofisticada y misteriosa que consistÃa en caminar lánguidamente por una pasarela y poner los ojos a media asta para que los espectadores eligieran tal o cual trajecito. Hoy no. Los desfiles de hoy tienen gusto a cosa espontánea y se realizan como lo que son en realidad: un trabajo. No hay misterio. También hace unos años era difÃcil encontrar a un modelo masculino. Se los veÃa con malos ojos y se cuchicheaba por lo bajo, lo que recuerda que también hubo quienes quisieron prohibir al tango en sus primeros pasos por Buenos Aires. De todo esto se deduce fácilmente que vivimos en una ciudad donde es un entretenimiento muy usual juzgar primero y analizar después. Es algo asà como apretar el gatillo del revólver y después preguntar. Pero todo esto no es más que historia para entender mejor lo que sigue. Cuando la televisión empezó a ser televisión comenzaron los avisos publicitarios donde los modelos de ambos sexos eran casi imprescindibles. Un señor fumando un cigarrillo y poniendo cara de que le gustaba era mucho más "vendedor" que otro gritando frente a las cámaras las bondades del tabaco. Una señorita muy mona que entrecerraba los ojos y se frotaba con lavanda imponÃa el producto mucho más que otra que con todo su empeño se interesaba en contar qué rico aroma tenia. La imagen vencÃa una vez más a la palabra. Desde entonces el modelo se transformó en una cosa popular como hasta entonces lo habÃan sido sólo las estrellas de cine. Y allà empezó otro tipo de misterio. Cualquiera es capaz de definir a un modelo de TV como alguien que "viste muy bien", concurre a fiestas elegantes,"debe" ganar cifras fabulosas y "está en la cosa". Pero no sabe más. Es probable que ni siquiera los mismos modelos supieran mucho más de sus pares. Hasta que nació esto que ya se está llamando significativamente A.M.A. (Asociación de Modelos Argentinos) y lucha por "defender los intereses de sus asociados". En Europa y Estados Unidos -tÃpicos ejemplos a los que uno debe recurrir mecánicamente cada vez que quiere demostrar que algo nuevo que se hace en el paÃs es bueno- hay ya instituciones similares. Entre los modelos extranjeros existe, por ejemplo, una cosa que se llama "royalty". Consiste en lo siguiente: un modelo filma para TV una publicidad equis, previa firma de contrato. Cada vez que esa publicidad asoma a las pantallas el contrato estipula que a ese modelo se le pagará una suma determinada. Es decir que cobra de acuerdo con la cantidad de veces que aparece por televisión junto al producto equis. AquÃ, entre nosotros, no sólo no existe el "royalty" sino que ni siquiera existe un contrato. Si se hiciera una encuesta popular entre los argentinos para determinar cuántos se presentan a trabajar de cualquier cosa sin percibir un sueldo mensual y sin firmar ningún tipo de contrato con seguridad las cifras serÃan aterradoramente negativas. Es como jurar que uno va a cumplir una promesa sin saber cual será esa promesa. Exactamente esto sucede hasta hoy entre nuestros modelos. Una agencia, un productor, un fotógrafo o una empresa que quiere publicitar su producto llama a un modelo y le dice que le gustarÃa que interpretara la publicidad. No se firma nada. La filmación se realiza (filmación, foto o lo que fuera), y allà termina el trato. Esto no seria nada si la cosa no sigue más adelante en perjuicio del modelo. Imaginemos que lo que filmó fue una propaganda de cigarrillos "Fumarola", Como no hay contrato la pelÃcula saldrá al aire hasta que la compañÃa que fabrica los cigarrillos se canse, lo que significa que, por ética y por razones lógicas, el modelo que allà aparece no podrá publicitar a ningún otro cigarrillo que no sea "Fumarola". Esto se llama en buen romance "arbitrariedad laboral". De esta manera puede darse el caso de un modelo al que se le van cerrando automáticamente todas las puertas de la publicidad. Mientras su figura aparece en pantallas unas diez veces por dÃa, todos los dÃas, el tipo puede estar ganándose la vida vendiendo lápices en los subtes o algo por el estilo. Y nosotros, en el living de nuestra casa, comentamos mirando la pantalla plateada: "Este debe estar lleno de mangos ya, ¿eh?", recibiendo como respuesta el consabido: "Y, claro", de nuestro compañero de audiencia. Si las cosas continuaran asà no serÃa nada raro que al terminar ese breve dialogo tocaran el timbre de su casa y usted se encontrara al salir con el mismo que vio en la pantalla de TV ofreciéndole un lote de hojitas de afeitar como única oportunidad. Pero no. Parece ser que las cosas no seguirán asÃ. Si algo hay que endilgarle a los modelos es el pesado sueño en el que se sumieron -quizás acunados por la fama y el dinero grande- dejando que la situación llegara hasta este punto.
No se entiende cómo este movimiento no nació antes, pero tal como dijo uno de ellos (Jorge Lezama -el "cazador" de "Superuva Donati"-, secretario de Prensa y Difusión de A.M.A.): "Todas las cosas empiezan en algún momento". La idea de A.M.A. nació entre varios, pero probablemente se gestó entre MarÃa Marta Lagarrigue (considerada por muchos como la mejor ."mannequin" argentina), que es ahora presidenta de la institución, y Karin Pistarini, secretaria general de A.M.A. y alguna vez secretaria ejecutiva de empresas. HabÃa que defenderse sin atacar. Se formó una comisión directiva, quizá la más atrayente del mundo, y se comenzó a trabajar. Todos los lunes se reúnen en el tercer piso del estudio de Lagarrigue y reciben a los socios nuevos, con quienes cambian ideas. Es algo ejemplar. Reunirlos a todos puede llegar a costarle a una agencia tantos millones como los que tiene de capital, pero ellos se reúnen por propia voluntad y aclaran las cosas como las harÃa un metalúrgico o un gastronómico: hablando. Y a veces gritando, claro. Se ha decidido que no se pedirá el famoso "royalty", pero se exigirán contratos que estipulen tiempo y dinero. Todos continuarán siendo independientes como hasta ahora en cuanto a sus "cachets" máximos, pero habrá un mÃnimo inamovible. Se crearán tres categorÃas, A, B, y C. Quienes recién comienzan entrarán en la C, y cobrarán un mÃnimo de 15.000 pesos por trabajo, lo que no impide que su máximo sea mucho mayor si asà lo decide su empleador. Luego de algunos trabajos pasará a la categorÃa B, y por fin a la A, que es la primera y para la que no se fijó aún un "cachet" mÃnimo. Se inaugurará una escuela de capacitación para modelos y los de la categorÃa A dictarán clases gratuitamente. Se formará una biblioteca especializada. Se respaldará gremialmente a aquellos que tengan problemas con la profesión. Es decir, no se hará nada del otro mundo. Sencillamente se organizará un sindicato como cualquier otro. Si con el sólo hecho de darle un vistazo a la guÃa de teléfonos uno descubre que hay un sindicato de acomodadores, otro de conductores de taxis y otro de jardineros, no hay ninguna razón para que no exista uno de modelos. Como dice un personaje de un popular programa cómico de televisión: "Ellos también son seres humanos". El doctor Perol, que tiene su estudio en Corrientes 1312, piso 11, es quien asesora legalmente al nuevo sindicato en formación. Eduardo Murchio ("¿La verdad?... Whisky Ramsay") .opina que: "Esto no será bueno sólo para nosotros, sino también para quienes nos empleen, que sabrán que la gente que usan es especializada". Chunchuna Villafañe asegura: "Queremos defender principalmente a los que recién empiezan". Karin Pistarini dice que; "Esto no es una rebelión, es una organización". Horacio Busto ("L.M. marca su nivel") y su próxima esposa -será la primera pareja casada de modelos-, Marta Cerain ("Bien de hombre"), están de acuerdo en que: "El movimiento servirá también para acrecentar la calidad de los modelos, lo que es bueno para todos". A.M.A., por su parte, ya está en marcha. Ya es un hijo que crece solo. Sus padres -quizás los más atractivos del mundo- esperan que comience a darles satisfacciones. V.S.
LA PLANA MAYOR
Aun hasta hoy mismo es común que una señorita sin profesión conocida -o con una profesión demasiado conocida- declare, con gran desparpajo, "ser modelo". Como no habÃa gremio ni cosa que se te pareciera, la cosa pasaba. Era como decir "soy astronauta". No habÃa quién lo probara, pero tampoco habÃa -quién probara lo contrario. Este hecho es uno de los que afectaban seriamente a las modelos de profesión, ya que su imagen se veÃa obviamente deteriorada por esta inmensa cantidad de señoritas que en su vida habÃan pisado una pasarela de desfile. Por eso es que entre las primeras medidas de A.M.A. se encuentra aclarar las cosas. En Buenos Aires hay alrededor de 800 modelos profesionales, de los cuales 350 están ya asociados. Todos dependen de una primera Comisión Directiva, la fundadora, que rebosa de nombres famosos.
PRESIDENTA: MarÃa Marta Lagarrigue. SECRETARIA GENERAL: Karin Pistarini. SECRETARIA ADMINISTRATIVA: Chunchuna Villafañe. SECRETARIA MUTUAL: Mirta Miller. SECRETARIO GREMIAL: Ante Garmaz. SECRETARIO CULTURAL: Hugo Puigrós. SECRETARIO DE PRENSA: Jorge Lezama. VOCALES: Claudia Sánchez, Mauricio Deferrari, AnÃbal Serrano y Viviana Dellavedova. Una de las primeras medidas que tomaron fue organizar una fiesta monstruo para recaudar fondos para la asociación. Fue aprobada por unanimidad. La fiesta se llevará a cabo en "Mau-Mau" el próximo 30 de agosto, que desde ese dÃa será instituido como el "DÃa del Modelo" en nuestro paÃs.

revista Gente y la actualidad - agosto 1967